Hablar de “Bodegas Pedro Garnica” es hablar de su familia, de una larga tradición vitivinícola, que intenta poner en valor el esfuerzo de sus antepasados. Por una parte, su abuelo materno y sus hermanos heredan de su padre (Melquíades Entrena) Bodegas Entrena, en Navarrete y participan en varias bodegas con gran presencia en la DOCa Rioja (AGE, la cual se funda mediante la fusión de tres bodegas familiares, Azpilicueta, García y Entrena y que en el momento de su creación se convertía en la bodega más grande de la denominación. Posteriormente participaron en Bodegas Berberana). El abuelo paterno (César Garnica), por otro lado, construye una pequeña bodega en Baños de Río Tobía para elaboración de vino para consumo personal y de amistades. Con todo esto se va forjando lo que ahora es su pasión.
En 2014, se encarga del viñedo familiar plantado por su abuelo y sus hermanos en los años 70. Va elaborando sus propios caldos en la vieja bodega, mientras que construye una nueva en Baños de Río Tobía, terminada esta, se inaugura en julio de 2017 y en mayo del 2018 salen a la venta sus primeras botellas. Comienza hacerse realidad su sueño, llevando el vino su nombre, porque ahí se inicia su proyecto más personal. Su objetivo es elaborar vinos auténticos y singulares, procedentes de viñedos familiares, con máximo respeto a la tierra y al medio rural.
Casualmente, este 2022 se cumplen cinco años desde que se puso la bodega en marcha (2017) y un siglo que su bisabuelo Melquíades fundo Bodegas Entrena en Navarrete (1922). De cara al verano se pretende celebrar estas efemérides bajo el título “Cinco años de vida, Cien años de historia”.