Pretendiendo hallar algo vinculado con las fiestas de San Pelayo de hace más de cien años, nos hemos encontrado con una noticia de junio de 1910, en la que nuestros antepasados festejaban también la fiesta de San Juan.
Vamos a intentar describir como se celebró ese año. El lugar de celebración de la misma fue, más o menos, en lo que hoy es el paseo de la ermita. Desde el amanecer las calles fueron animadas por dulzaineros de Nájera, seguidamente la gente visitó una preciosa gruta, que por entonces debía conservarse, que formaba parte de la antiguo templo dedicado al santo y que se encontraba ubicado al final de la calle San Juan, en terrenos de la actual fábrica de Loza que en aquellos tiempos pertenecía a un antepasado de los mismos, llamado Pedro.
Según cuenta la crónica, en la pintoresca rivera se colocaron distintos chiringuitos para tomar chocolate con churros de los afanados Soguero, Gala y Bolia, así mismo doña Telesfora Villanueva puso a disposición del público un bar para poder saborear sus ricos cafés, cigarros habanos, cervezas, gaseosas y helados, que intentaron abastecer a las distintas meriendas que se organizaron, en el paseo, para la ocasión.
En cuanto a la celebración del patrón San Pelayo, las crónicas de entonces nos detallan una fiesta muy parecida a la de ahora. Era una festividad muy familiar y entrañable, muy preocupados, los vecinos, por las faenas agrícolas que tenían en esas fechas. La animación de las calles, desde muy pronto, corrió a cago de unos músicos de Nájera. La misa fue animada por el organista parroquial Jenaro Barragan que interpretó obras del maestro Eslava, seguidamente la procesión. Por la tarde se llevaron a cabo partidos de pelota y grandes bailes, que corrieron a cargo de los afanados intérpretes Santos y Lucas, que con sus clarinetes divirtieron al personal.