Cuando llega esta época navideña me viene a la memoria un vecino de Baños llamado Alejandro, que en mi niñez, hace ya bastante más de medio siglo, en el momento que llegaba diciembre, se dedicaba a montar el belén parroquial. Para los niños de entonces, ese instante era como el pórtico de entrada a la Navidad.
Este señor perdía muchísimas horas de su vida en montar un belén precioso al que no le faltaba ningún detalle, iluminación, montañas, ríos, fuentes, todo tipo de construcciones, y unas figuras preciosas. Los niños nos pegábamos como lapas viendo la forma en que se esmeraba en conseguir una obra excelente. El punto de inflexión para los críos en el que quedábamos extasiados era la prueba del funcionamiento del surtidor cuando su chorro subía hasta cierta altura. Desde esta página nuestro recuerdo y pequeño homenaje a Alejandro García.