Hoy me ha venido a la memoria un personaje que durante nuestra niñez las personas mayores nos lo recordaban el último día de cada año. Se trataba de un individuo que llegaba en el autobús y que tenía más ojos que días tiene este año. Como críos que éramos, acudíamos a esperar el autocar, nos fascinaba el poder encontrar un ser tan peculiar y nos preguntábamos donde podría entrar tanto ojo.
Cegados en nuestra inocencia, no nos parábamos a pensar que más ojos que días tiene el año en esa fecha los tiene cualquier paisano. Dichosa la ingenuidad de infancia. ¡Feliz Año Nuevo!